La pandemia ha impactado al mundo de muchas maneras diferentes, siendo las mujeres uno de los grupos poblaciones más afectados, debido a que han sido perjudicadas en múltiples formas.
Así lo indica Naciones Unidas (ONU), por ejemplo, que recalca que muchas mujeres, adolescentes y niñas están en riesgo de sufrir daños a su salud durante esta pandemia, o incluso la muerte, no sólo por covid-19, sino también por la suspensión parcial o total de los servicios de salud sexual, reproductiva y pediátrica; las dificultades de acceso por la falta de transporte público; el miedo a exponerse al coronavirus; y el aumento de la malnutrición causada por la pobreza.
Respecto al ámbito laboral, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), dependiente de la ONU, estableció en un informe publicado en enero que “las mujeres se han visto afectadas en mayor medida que los hombres por las consecuencias adversas de la pandemia en el mercado laboral”.
“A escala mundial, la tasa de ocupación de las mujeres se redujo en un 5%, frente al 3,9% en el caso de los hombres. En particular, las mujeres tienen muchas más probabilidades que los hombres de salir del mercado de trabajo y de dejar de formar parte de la fuerza de trabajo”, dice la OIT.
Sobre este tema quisimos conocer más, así que en BioBioChile entrevistamos a las psicólogas Idsel Penna, gerenta de Aprendizaje, y Pilar Durán, gerenta de Comunidad, del Instituto de Seguridad del Trabajo (IST).
Según expresan, esta situación mundial se ha replicado en Chile, y también se ha visto que a las mujeres les ha sido más difícil reincorporarse al trabajo que a los hombres.
“El número de mujeres que se han reincorporado a sus empleos, según lo informado por el INE, es menor al número de hombres que han recuperado sus trabajos”, indica Idsel Penna.
Y añade que “las mujeres han retrocedido durante la pandemia en espacios que habían ganado en términos de empleo. Esto tiene consecuencias en los hogares, sabiendo que somos un país que tiene muchos hogares uniparentales”.
Pilar Durán concuerda, afirmando que “efectivamente, podemos ver que la brecha se ha incrementado de manera importante a propósito de la pandemia. Lo que se establece es que el retroceso es de aproximadamente 10 años, respecto de lo avanzado en términos laborales. Tiene que ver, por un lado, por la pérdida de los empleos, pero también por la precarización de los mismos trabajos y por cómo les impacta el tener una multiplicidad de roles en el encierro generado por la pandemia”.
Por otra parte, también han podido apreciar que muchas mujeres que han mantenido sus empleos, han visto aumentada la carga de tareas domésticas y del cuidado de los niños y niñas, de manera desproporcionada en relación a sus parejas, lo que cual puede ser un factor adicional que afecte su salud mental.
“Han debido enfrentar una multiplicidad de roles. Han debido lidiar con todo lo que significa el teletrabajo y la adaptación de sus hogares para volvernos espacios de estudio. Como indican los estudios de la U. Católica y otras instituciones, se han acentuado nuevamente los roles tradicionales de la mujer y ello afecta el ámbito de salud mental. Esto ha tenido un impacto que, creemos, aún no es posible visualizar”, asegura Idsel Penna.
Por lo mismo, Pilar Durán destaca que, consideran como vital “el tema de corresponsabilidad, cómo somos capaces de reasignar las tareas del hogar de manera más equitativa entre los distintos integrantes. Y en aquellos casos en que las mujeres son jefas de hogar, esto es mucho más complejo”.
El resurgimiento de problemáticas de género históricas
Estas dificultades que enfrentan las mujeres en los hogares tradicionales y en sus empleos no son nada nuevo, opinan las profesionales del IST, sino que siempre han estado ahí. Lo que ocurre es que, con la pandemia, la situación ha empeorado, provocando que vuelvan a salir a la luz con más fuerza.
Sobre esto, Pilar Durán señala que “hay problemas históricos, como el trabajo informal, y también está el estigma en el ámbito laboral de que las mujeres que tienen niños/as o que podrían estar embarazadas, van a tener muchas más dificultades para trabajar. Igual se piensa que las mujeres siempre tienen que irse más rápido a la casa o tienen que desconectarse mucho más temprano porque tienen otros deberes. Antes de la pandemia esto ya existía, y lo que hizo la pandemia es ponerlo en relieve. Lo ha vuelto a destacar mucho más”.
Por su parte, Idsel Penna añade que “una de las cosas que también ha sacado a relucir la pandemia es el rol de cuidadoras de las mujeres, el que estaba estaba más invisibilizado tiempo atrás. La pandemia ha evidenciado aún más estas brechas que existían”.
En ese sentido, las profesionales destacan que, desde el rol del IST como mutualidad, se ha contribuido emocional y psicológicamente, en entregar apoyo psicológico a las mujeres. Asimismo, resaltan el trabajo desarrollado para impulsar un proceso de educación que contribuya a tener una educación más integral.
“Creemos que, desde el rol que nos toca como mutualidad, hay al menos dos caminos que son muy importantes. Primero está el cómo somos capaces de acompañar a las mujeres de las empresas adherentes al IST desde la salud mental, entendiendo el impacto que han tenido, no sólo por la pandemia en sí misma, sino también por el tema laboral”, afirma Pilar Durán.
“Y, por otro lado, creemos que es muy importante jugar un rol de sensibilización de las empresas adherentes. Ser un canal que permita poner en relieve la realidad de tantas mujeres actualmente. Las mujeres, a diferencia de lo que se cree, no descuidan el trabajo para poder cumplir con otras labores, más bien buscan lo que hacen en tomar una sobrecarga en los distintos roles, para poder cumplir y dar respuesta a las demandas laborales, familiares y del cotidiano vivir”.
Idsel Penna agrega que “se han realizado espacios de escucha y acompañamiento emocional, por los cuales han pasado más de 40 mil personas durante el año pasado. Dentro de eso, había un mayor porcentaje de mujeres. Entonces, estar escuchando se ha transformado en algo esencial”.
Asimismo, la psicóloga realiza un llamado a no postergar las atenciones de salud de ellas.
“En las mujeres, continúa dándose el rol de postergarse. Eso de preocuparse, de estar atentas a los adultos mayores, a los niños, a las parejas, a la familia en general. Existe una postergación en función de otros. A veces las mujeres no priorizan su salud ni necesidades. Entonces, vemos que la pandemia acentúa una conducta histórica en términos de formación de género”.
Consejos para quienes sufren de violencia intrafamiliar
Otro tema muy importante durante esta pandemia ha sido el peligro que corren muchas mujeres al tener que convivir con personas que las abusan, física y mentalmente.
Pilar Duran apunta que “por protocolo general, lo que se recomienda es asistir a Carabineros a establecer una denuncia o llamar al teléfono de emergencias que se ha habilitado para ello. Y más allá del protocolo formal, también es importante poder hablar de lo que se vive en los hogares, con los hijos, con la pareja, los padres y las amistades. Si bien las mujeres son las víctimas, creemos que la violencia es algo que afecta a la sociedad completa. Cuando estamos hablando de violencia, entendemos que el hogar deja de ser un espacio privado, así que toda la comunidad puede hacerse cargo cuando sabemos que una persona está siendo vulnerada”.
Idsel Penna comenta que “las cifras dicen que han aumentado hasta en un 150% en nuestro país, las denuncias por violencia de género. Estamos hablando solamente de violencia física”.
Su recomendación principal es formar redes de apoyo, además de denunciar formalmente las agresiones.
“Hoy día, más que nunca, es importante tener redes de cuidado. Siempre vamos a hacer el llamado a hacer las denuncias formales, pero también es importante generar redes de apoyo y contención. Sabemos que por la pandemia es más difícil, porque por ejemplo una mujer podría estar viviendo con el violentador o violentadora. Esa sensación de aislamiento que ocurrió al inicio de la pandemia es muy peligrosa y por ello necesitamos estar comunicadas y contar con una nueva estructura de cuidado”, recalca la gerenta.